POEMAS SOBRE EL AGUA

MELODÍA DE AGUA CLARA

La lluvia vino a cantar
¡afina su voz de agua!
¿La escuchas tintinear?
¿Oyes cómo campanea...?

¡Plis, Plas
¡plis, plas...

Ya comenzó a tararear
su melodía de agua clara
en el seco pastizal
Autora: Inés de Cuevas
Venezuela




LAS GOTITAS DE LLUVIA
Las gotitas de la lluvia
hacen clap en el cristal;
parece que están llamando,
¿las dejaremos pasar?
Si abrimos la ventana
la cara nos mojarán;
si les abrimos la puerta
entrarán en el portal.
Miralas cómo se juntan
en los charcos a esperar.
Julián Alonso



 PECECITOS DE COLORES
Pececitos de colores
quieren jugar con la arena

se acercan hasta la playa

y hacen castillos con ella.
Una señora tortuga
les ayuda en la tarea
y al terminar con la torre
les regala una bandera.
Así contentos los peces,
cuando sube la marea,
juegan al
"Que no me pillas"
subidos en las almenas.
Julián Alonso





EN EL AGUA CLARA
En el agua clara
que brota de la fuente
un lindo pescado

sale de repente.
Lindo pescadito,
¿no quieres venir
a jugar con mi aro?
Vamos al jardín.
Mi mamá me ha dicho:
¡No salgas de aquí,
porque si te sales
te vas a morir.!

Popular




EL ASEO
Es importante la ducha
para estar limpios y sanos

de los pies a la cabeza,
de la cabeza a las manos.


Hay que lavarse los dientes,
peinarse cada mañana
y, siempre que estemos sucios,
coger jabón y toalla,
abrir un poquito el grifo,
dejar el agua caer,
frotarnos con energía
y así, ¡limpios otra vez!
Julián Alonso


AMIGA LLUVIA.
¡Hola, lluvia! Vieja amiga,

hace tiempo que no tengo

tu agradable compañía

y está mi corazón seco.

Ya casi desconocía

esa música entrañable

que forma la sinfonía

de las gotas en la tarde.

Hoy que caes, serena y mansa,

traes contigo la promesa

para la tierra que empapas

de nueva vida que empieza.

¡Hola, lluvia! Vieja amiga.

Bienvenida a mi ciudad,

que ya casi se olvidaba

de tu cálida humedad.

Quédate, gentil y noble,

no te vayas todavía,

que nuestro sueño en la noche

acune tu melodía.



José García Velázquez





El mar:
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,

a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?


 Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!



autógrafo

Río Duero, río Duero

Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,

nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender

tu eterna estrofa olvidada

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

                    Gerardo Diego

No hay comentarios:

Publicar un comentario